Eh, que sigo viva, no os creáis que he olvidado esto; prometí
a un yo que ya no existe que mientras pudiera lo mantendría vivo y aquí estoy.
No sé demasiado bien qué decir, casi todo lo que hay aquí escrito va sobre mi
vida, y ahora mismo ésta es una perversa mujer llamada Monotonía que apura los últimos
tragos de una copa bien cargada mientras se golpea el muslo con la mano al
ritmo de vete-tu-a-saber-qué-canción.
Ya no me quedan uñas en las manos; desde que tengo memoria
me las muerdo y siempre lo he tomado como uno de esos vicios imposibles de
dejar, como el leer hasta las tantas de la madrugada y sólo parar cuando los
ojos ya no me permiten continuar, pero estoy empezando a pensar que viene por
algo más. ¿Estúpido, verdad? Diecinosecuantos años haciendo una cosa sin razón
alguna. Así soy yo. Os he contado eso por alguna razón, pero ya no recuerdo cuál.
¿Es normal que la primera palabra que me ha venido a la
cabeza en este mismo instante sea 'hecatombe'? Me encanta esa palabra, no sé
muy bien porqué, tal vez porque me recuerda a alguien, ahora mismo no sé con
seguridad a quién pero seguro que hay alguien, siempre lo hay.
Hace apenas unas horas íbamos mi mejor amiga y yo con unas
cervezas de más cogidas de la mano y cantando a todo pulmón (la única forma
auténtica de cantar en mi opinión) “Te quiero, revoltosa” por en medio del
paseo cuando han pasado por nuestro lado un grupo de chicos más o menos de mi
quinta y uno de ellos nos ha gritado: “¡Qué bonito es el amor!”. ¿No creéis
que, solamente por eso vale la pena enfrentarse a las miradas de la gente; que,
aunque no sea exactamente aplicable a nuestro caso, no vale la pena que, de
entre el bullicio y el escándalo que hay un día de vacaciones por el paseo
central de una ciudad, un grito con un mensaje como ése sobresalga entre los
demás?
Tampoco sé muy bien a qué ha venido esto, pero ya no me
podéis decir que no intento mantenerlo
vivo contándoos mi mierda de vida que, por razones que no alcanzo a comprender,
algunos de vosotros disfrutáis leyendo. Quién sabe, igual estáis tan locos como
yo y amáis leer cualquier cosa con una
mínima concordancia y que no pretenda ofender a nadie.