lunes, 30 de abril de 2012

Irreal.

Estoy en el incómodo asiento del tren en dirección a casa después de un larguísimo día. Intento apoyar las piernas de manera que pueda sentirme cómoda y no molestar a la madre con su hijo que hay sentados enfrente mía. No lo consigo. Aunque estuviera flotando por el aire estaría incómoda. Flotando... es curioso, porque estoy cómo en un sueño. Todo me parece de lo más irreal. Aunque si fuera un sueño sería una pesadilla, de esas que nunca acaban y que crees que es real hasta que escuchas gritos a tu alrededor y no son más que tus propios padres discutiendo. Ésa clase de pesadilla.

No quiero pensar, pero no puedo evitarlo. No hya ninguna canción que pueda relajarme aunque sea lo más mínimo. No hay nada que hacer.

Gilipolleces. Imbecilidades propias de una cría. ¿Pero acaso soy otra cosa? No soy más que una cria que juega a ser mayor y que se cree fuerte pero no lo es.

Digo muy a menudo que esto no va a seguir así, pero me conozco lo suficiente para saber que sí lo hará. ¿Que cuándo cambiará esto? Cuando quiera darme cuenta de lo realmente estúpida que he sido.

jueves, 19 de abril de 2012

Rutina.


Después de toda una larga tarde, aparece el sueño. Dormir pronto para así al día siguiente no parecer salida de una película de terror. Apago la luz.
Cuál es mi sorpresa al ver que mi cabeza no está dispuesta a relajarse por una noche, si no que me invade de pensamientos, de preguntas para las que no tengo respuesta. Darle vueltas a las cosas una y otra vez mientras mis ojos se resisten a cerrarse a pesar del sueño.
Siete y cuarto de la mañana, suena el despertador. Cinco minutos más, pienso. Cinco que al final se convierten en diez. Me visto, me preparo las cosas para irme a clase y me tomo el café, todo de forma mecanizada, la clase de acción que repites cada día y para la que ya no piensas. Hoy mi cabeza no está en su sitio; no es que esté en las nubes, es que me he salido ya de la atmósfera.
Salgo de casa, la música suena en mis oídos y es lo único que quiero escuchar. Camino lentamente hasta clase, pues aún me queda bastante tiempo para llegar. Miro a mi alrededor, como una niña pequeña a la que llevan a un lugar desconocido, a pesar de que lo que veo son las mismas casas de siempre, y probablemente hasta la misma gente. Una cara conocida. Me mira, la miro. Giramos la cabeza. Una de las personas a quiénes consideraba de mis mejores amigas. Consideraba, que es pasado. Ahora amiga. Os sigo considerando mis amigos no por lo que somos, si no por lo que hemos sido. Es un pensamiento que me pasa muy a menudo por la cabeza últimamente, y que por lo visto es recíproco.
Sigo caminando, las notas de una canción resuenan en mis oídos. Miro el reloj, debería acelerar el paso o llegaré tarde.
Entro a clase, mis compañeros se giran para ver quién entra y luego vuelven a sus conversaciones. Me acerco a mi sitio, no quiero parar la música, quiero que sea la única que me hable en estos momentos. Pero tengo que pararla. En ese momento  se me viene todo encima: las voces de la gente, mis compañeros hablándome, el sueño perdido de la noche anterior. Sonrío y hago como si les estuviera escuchando, aunque mi cabeza está repitiendo las notas de la última canción que he escuchado.
Miro por la ventana; el cielo está nublado. Pienso en lo feliz que sería encima de una nube.

miércoles, 18 de abril de 2012

Marina - Carlos Ruíz Zafón


(…) era un hombre extravagante y generoso, amante de las exquisiteces del mundo. Sólo pintaba de noche y, aunque no era bien parecido (…) se le podía considerar un auténtico rompecorazones, dotado de un extraño poder de seducción que manejaba casi mejor que el pincel.

Modelos que quitaban la respiración y señoras de la alta sociedad desfilaban por el estudio deseando posar para él y (…) algo más. Salvat sabía de vinos, de poetas, de ciudades legendarias y de técnicas de acrobacia amorosa importadas de Bombay. Había vivido intensamente sus cuarenta y siete años. Siempre decía que los seres humanos dejaban pasar la existencia como si fueran a vivir para siempre y que ésa era su perdición. Se reía de la vida y de la muerte, de lo divino y de lo humano. Cocinaba mejor que los grandes chefs de la guía Michelin y comía por todos ellos.

(…) Decía que la luz era una bailarina caprichosa y sabedora de sus encantos. En sus manos, la luz se transformaba en líneas maravillosas que iluminaban el lienzo y abrían puertas en el alma.


lunes, 16 de abril de 2012

Colosal.


La memoria del perfume es eterna, aunque a penas perceptible. Es como esos recuerdos de los que sólo eres capaz de recordar ciertas partes, a pesar de saber que están ahí, inamovibles, pero escondidos tras un velo, tal vez de duda, tal vez de miedo, probablemente de indiferencia.
Un objeto, tan sencillo como un botellín de vidrio de Coca Cola, que puede llevar detrás tantos recuerdos, el aroma del pasado, aunque a simple vista parezca simple basura. Las cosas más pequeñas son las que más recuerdos son capaces de contener  –me decían. Ahora lo creo.
Somos como gigantes, peleando encima de un mundo donde todo es pequeño, o tal vez es que nosotros mismos nos creemos gigantes, y no somos más que minúsculos insectos creyendo ser algo, creyendo ser alguien.
Calada tras calada, trago tras trago, esto cada vez me parece más una pelea de súper-hombres y no de insectos; todo lo que hay a mi alrededor ya me parece insignificante, aunque en el fondo sé que yo soy tan insignificante como ellos.
Vivimos en un mundo lleno de gigantes, y en cualquier momento podemos ser aplastados por cualquiera de éstos.

jueves, 12 de abril de 2012

Catarsis.


Estoy cansada de preguntar por qué y que nadie me responda. Aunque tal vez sencillamente pregunte cosas que nadie sabe, o que ni siquiera tengan respuesta.
Si todo fuera como antes esto no estaría pasando
Pero... ¿qué está pasando?

lunes, 9 de abril de 2012

Transición.

Durante unos meses, el año pasado fue un buen año. Luego una basura. Más tarde volvió a ser medianamente normal. Y el principio de este año ha sido mejor de lo que esperaba.
Me he dado cuenta de que las cosas que el año pasado veía buenas este año las veo malas, y viceversa. Todo lo que consideraba acertado ahora veo que es un error, y lo que debería haber hecho y no hice pensándome que no sería lo correcto es lo que hoy pienso que debí hacer.
Es confuso, lo sé, pero también lo es la forma que el tiempo deja a cada uno en su lugar y hacer ver a la gente sus errores, que antes parecían aciertos.

domingo, 8 de abril de 2012

Perfección.

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Estudio un bachillerato que no conduce a nada, llevo una vida de salir y beber cada finde y de pasar domingos largos y aburridos lamentándome.
No es lo que quiero, no es lo que esperaba. Con casi 17 años pensaba que tendría una vida perfecta, con mi perfecto grupo de amigos, mi perfecto novio, mis perfectas fiestas cada viernes o sábado y mis problemas perfectamente normales sobre si quiero una moto o un móvil nuevo.
Demasiado de película, ¿verdad? Pero la imaginación es lo mío.
Al contrario, me encuentro con mi pequeño grupo de amigos, que no son perfectos, pero como si lo fueran; pero como ya he dicho es pequeño, y cada uno lleva sus propias vidas, cosa que yo también debería hacer y que no hago, me aferro desesperadamente a ellos para no enfrentarme al caos que denomino 'mi vida'. Me encuentro, además, con un padre que no me deja ir ni de aquí a la esquina sin decirme que vuelva pronto que si no vendrá a por mí, pero que a su vez pasa de mí cuando voy haciendo tumbos por los pasillos, yendo hasta arriba de alcohol o hierba; con que esté en casa a la hora le basta, tiene que parecer responsable.
Sé que soy más feliz así que con la vida de película en la que todo es perfecto, porque la perfección es una simple fachada que como tal, jamás dura demasiado.
No dejo de repetir las mismas cosas una y otra vez, pero no pretendo dar pena con esto, sencillamente pienso que si las repito una y otra vez acabaré por creérmelas.

sábado, 7 de abril de 2012

Soy una más.

No estoy nada inspirada, pero quería escribir algo.
Todo lo que publico son quejas, lo sé, pero tampoco tengo nada por lo que alegrarme. ¡Ah, sí! Ayer pasé una buena noche. Una después de… una después de muchísimas. Noches largas, escuchando las mismas canciones una y otra vez, dándole vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez.
No quiero seguir así. No quiero estar así. Pero no sé cómo evitarlo.  Aunque tampoco sé si quiero evitarlo, porque a veces cambiar puede significar olvidar. Y a mí no me gusta olvidar, sean buenos o malos recuerdos, no quiero olvidarme de ellos, porque los recuerdos, recuerdos son. Siempre pueden aportar algo. O hacerte ver después de un tiempo lo gilipollas que has podido llegar a ser en un momento dado. Quién sabe.
 Otra vez el techo y la apisonadora,
otra vez el frío y el invierno son preciosos.
Sembramos tempestades para recoger
dos noches y una habitación de hotel,
la cita clandestina de año nuevo,
un baile que no quise conceder.

jueves, 5 de abril de 2012

Inspirar, expirar, inspirar, expirar…

Llevo 10 minutos mirando fijamente la pared, con la mente en blanco. Tal vez sea por el efecto de las drogas, aunque yo no se lo achaco a eso, al menos esta vez.
Diría que estoy en estado de shock, pero ya no puedo decir eso, ahora ya no. No después de ver lo que he visto, aunque hubiera preferido no ver nada.
Me siento impotente, no puedo hacer nada. Nada salvo observar.

lunes, 2 de abril de 2012

Vells temps.

Llevo más de media hora intentando concentrarme en lo que estoy haciendo, pero cuando desvío la mirada, sólo por un instante, ya no recuerdo de qué iba, y el reloj marca que han pasado diez minutos, pero a mí me ha parecido sólo un instante.
Mañana recordaré el día de hoy a trompicones, como si hubiera ido demasiado lenta y alguien desde detrás me diera empujones para que avanzara más deprisa; eso explicaría la lentitud del tiempo en algunos momentos y que cuando me descuido la manecilla del reloj marcara una hora o dos más.
Es extraño, porque últimamente me pasa muy a menudo. Al igual que pensar en todas las cosas que he podido hacer y no he hecho. ¿Por qué hace tanto que no voy a la playa? Con lo mucho que me gustaba ir en invierno.
Me he dado cuenta, también, de que al fin puedo mirar atrás. Aunque sea sólo por un momento, puedo recordar.

domingo, 1 de abril de 2012

Inexorable

Escupo en el tiempo, para que éste crea que no me importa, aunque lo necesite.
En estos momentos no me importa nada de lo que pasa a mi alrededor, sólo son acontecimientos en mi vida que más tarde o más temprano olvidaré. Como aquel que mira una película con una cerveza en la mano prestándole más atención a la cerveza que a la película, sólo viendo ciertas partes y absteniéndose en las aburridas.
Como aquel que lee un libro y se salta capítulos, ansioso de llegar al final, aunque cuando llega le decepciona porque no lo entiende, a causa de haberse saltado partes.
Tengo la esperanza de que, en uno de los muchos días que me planto frente a un documento de Word en blanco, sea capaz de plasmar de forma decente toda la mierda que llevo dentro, pero estoy viendo que los días pasan y eso no sucede, que todo sigue ahí, y yo sin saber cómo expresarlo.
Y sin embargo, el tiempo sigue pasando.