lunes, 1 de mayo de 2017

Como quien pide tabaco

   Me jode que hayamos hecho trizas todos los castillos que construimos en el aire, que ahuyentáramos a todos los dragones buenos y quedaran sólo las Princesas malas, que haya comenzado a llover y nos manchemos los pies de barro en el reino que construimos durante todas esas conversaciones de cama en las que además de salvar el mundo lo recorríamos, yo volando en bicicleta y tú llamándome desde un taxi, como diría Iván Ferreiro.
   Quizá no valíamos como guionistas de la historia del Príncipe y la Princesa; quizá intentamos abarcar mucho y nos estalló la burbuja, los protagonistas del cuento dijeron 'ya basta' y se rebelaron contra nosotros. Quizá nunca fuimos los escritores de esta novela porque era una obra sobre víctimas y no de culpables. Tal vez nunca llegamos a comprender la magnitud de lo que habíamos creado. Porque claro, a ti nunca te gustó el pop-rock de los 90 y a mí me encantaba repetir una y otra vez los versos de Carlos Chaouen como quien pide tabaco.

sábado, 20 de junio de 2015

2015

Y una vez más, el tiempo se acaba.

Gracias por las charlas en las escaleras, por las tostadas entre práctica y práctica, por la ruta de los lunes, por los cafés de dos o tres horas, por las bravas del conservatorio, por las eternas partidas de cartas en el césped, por colarnos en delegación de alumnos con petas y Coca-Colas a echar la tarde, por las siestas en La Casa del Alumno, por las noches de estudio hasta las tantas de la madrugada volviendo a casa con las ventanillas del coche bajadas y cantando a pleno pulmón, por los piques jugando al billar, por el cigarro de antes de entrar a clase y luego no entrar.

Gracias por los "silencio que tenemos a la local aparcada detrás", por estar volviendo a casa y recoger a desconocidos, por aquello de "no es una noche de fiesta si no te encuentras con gente de Caminos", por sólo conocer a la gente de la facultad que fuma, por los capítulos de Futurama cuando no podemos dormir, por conocer todos a los amigos de todos hasta el punto de llamarlos amigos nosotros también.

Gracias por los domingos yendo a ver el partido de fútbol al bar y que no hayan penaltis, por emocionarnos tanto hablando que se nos calienten las cervezas, por las charlas a las dos de la mañana teniendo que madrugar al día siguiente, por los apodos para nada ofensivos, por los "¿en qué casa dormimos hoy?", por las fotos de borrachera, por las noches escuchando Estopa, por los desayunos en el McAuto, por los debates seriéfilos, por los "hoy no salgo" que siempre son los mejores.

Gracias por tus despertares, por llegar a casa y tener ya la película para esa noche preparada, por los submarinos en el coche, por las no-películas, por los paseos por el Carmen, por las tardes de rebajas, por las mañanas haciendo los test de Facebook de a ver quién se casará antes, por los "os tenéis que marchar que en media hora vienen mis padres y no os pueden ver a todos aquí", por los vestidos de dama de honor, por los "vístete, te recojo en 20 minutos" totalmente improvisados.

Gracias por la noche en el karaoke cantando La madre de José, por aquel primer domingo de cervezas, por las Fiestas de Caminos, por la fiesta de fin de exámenes de enero, por la fiesta en el chalet de Cheste, por las mejores fallas de la historia, por el viña, por el "Tati, ¿podemos dormir en tu casa? Nos hemos quedado tirados" y acabar de rave, por Las fiestas del cine, por la Fira Alternativa, por las tardes en el Provenzal, por el cumple conjunto sin apenas conocernos, por la torrà donde empezamos a conocernos.

Gracias por los exámenes a las 8 de la mañana y tener que llamarme a modo de despertador, por conocer mis debilidades y mis virtudes, por saber cuándo hablarme y cuándo no, por echarme la bronca cuando me lo merezco, por conocernos hasta tal punto que podemos hablar del pasado de los otros como si lo hubiéramos vivido, por tener que enseñarnos fotos cada vez que vayamos a quedar con alguien esperando la aprobación, por la confianza.

Gracias, porque Valencia es más pequeña de lo que parece, porque el mundo es un jodido pañuelo y porque dos meses no son nada.


martes, 3 de febrero de 2015

Hay un paraíso en cada cielo y un Dios en cada hombre.

"La primera vez que leí a Emma Goldman no fue en un libro; tenía dieciséis años y hacía autostop por la frontera de Nevada.
Había una leyenda pintada en un muro, en rojo. Cuando vi aquellas palabras fue como si alguien me las hubiera arrancado de dentro de la cabeza:
<<El anarquismo defiende la liberación de la mente humana ante el dominio de la religión, la liberación del cuerpo humano ante el dominio de la religión, la liberación del cuerpo humano ante el dominio de la propiedad, la liberación ante los grilletes y las ataduras del gobierno; defiende el orden social basado en la libre agrupación de los individuos>>.
El concepto era puro, simple, verdadero. Me inspiró. Azuzó un fuego de rebeldía pero, al final, aprendí la lección que Goldman, Proudhon y los demás aprendieron: que la verdadera libertad exige sacrificios y sufrimientos. La mayoría de los seres humanos sólo creen que quiere la libertad, pero la verdad es que anhelan la comunión del orden social, las leyes rígidas, el materialismo. La única libertad que quiere realmente el hombre es la libertad de sentirse cómodo".

martes, 2 de septiembre de 2014

Recuerdo momentos idénticos a este, escribiendo con el sol a mi espalda, con moratones aún recientes de algún concierto de pueblo mientras el móvil no para de vibrar conspirando futuras borracheras. Recuerdo cigarros en el balcón llevando esta misma camiseta mientras suenan los mismos acordes de fondo. Recuerdo palabras escupidas con la misma desgana, el mismo ruido de las olas llegando a la costa y el mismo viento que trae consigo el olor salado del mar. Recuerdo los mismos planes alocados pero con diferente destino, los viajes a ninguna parte y los helados en primera fila de playa de algún pueblo cuyo nombre ni recuerdo. Heridas en los pies de caminar descalzos por las rocas, cervezas interminables, conversaciones eternas. Compañeros de fiestas que cambian verano a verano, fotos que nunca verán la luz del sol y sol que poco a poco nos va dorando la piel.

Y que no nos fallen nunca las gafas de sol en la cabeza.


domingo, 1 de junio de 2014

El gusto por las noches de biblioteca, el beber más Monster que agua, el ir a casa exclusivamente a dormir, el pasar más horas con mi compañera de estudio aka compañera de raves que con quien vivo, las ojeras de la gente con el mismo ritmo de vida frenético, el no tener tiempo ni para respirar pero sí para escaparme de la cárcel para ir a por unas cervezas, los chanchullos para conseguir sitio con enchufe, el sacar apuntes de hasta debajo de las piedras, los ojos rojos de las incesantes horas delante de la pantalla y el encontrar planos y bocetos por todas partes.

Horarios cambiados, café de máquina, colas para calentar la cena en los microondas de la universidad, ver amanecer desde una incómoda silla de plástico, fumar como un carretero, volver a casa en bici a las tantas de la mañana, mismos temas de conversación, confundir los sábados con miércoles y los jueves con domingos; sonrisas de ánimo entre desconocidos que comparten tedio. Me está volviendo a pasar.

23 días, para bien o para mal.

lunes, 17 de marzo de 2014

-¿Son las relaciones siempre una experiencia gratificante para usted?
-¿Se refiere a si ambos nos corremos? Sí. No siempre al mismo tiempo pero sí; el clímax no es un problema para ella.
-¿Y ambos confiáis en las mismas posturas una y otra vez?
-A ella le gusta mezclar posturas, pero generalmente empezamos siempre igual, ya sabe, conmigo haciéndole sexo oral y calentándola. Ella no es tímida, me dice si tengo que ir más rápido o cuánto tiempo centrarme en un lugar concreto (...). A veces le gusta cuando medio salgo, cuando apenas estoy dentro y se mece contra mí para tenerme más adentro. Tal vez no debería estar hablando de esta mujer en particular, ella no es la norma. Si quiere entender lo que se siente la mayor parte del tiempo cuando estoy en la cama con una chica entonces esto no es.
-¿Y por qué es eso?
-Porque esta es diferente, se conoce a sí misma. Sabe lo que le gusta. Ella te lo dirá, y ella quiere que tú le digas lo que quieres que te haga, lo que sea tu fantasía, lo cual es una fantasía en sí mismo, ¿verdad? Se lo estoy diciendo, doctor, esta mujer... es mágica.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Cuántas lágrimas vertidas, cuántas noches increíblemente divertidas.

Hablemos de noches inimaginables bajo un cielo de marzo iluminado por una colorida pirotecnia. Hablemos de falta de horas y exceso de ganas; de euforia. Hablemos de reencuentros con viejos conocidos y de abrazos a desconocidos. Hablemos de bailar hasta bien entrada la mañana y aún continuar con el ritmo en el cuerpo pasadas las ocho. Hablemos de ti y de mí, del humo de marihuana flotando sobre nuestras cabezas y un par de botellas de vino tiradas en el suelo de cualquier manera.

Hablemos de las dos y cinco del mediodía y salir riéndonos de la Plaza del Ayuntamiento tras un intento fallido de vender cerveza en la mascletà; hablemos de los doce litros de cerveza después de saltarnos la clase de Geometría Descriptiva. Hablemos de noches enteras hablando, de no notar el paso del tiempo ni las ganas de fumar, del sueño decreciente y la sonrisa creciente; hablemos de lo bonita que es mi vida, de lo bonita que habéis hecho mi vida.

Hablemos de la independencia, del paso del tiempo y de cuánto te voy a echar de menos durante este año; de cómo voy a intentar mantener las lágrimas el sábado en el aeropuerto y voy a llorar en el metro de vuelta a casa cuando nadie me vea. Hablemos de festivales de música convertidos en fines de semana de locura incontrolable. Hablemos de que me he acostumbrado a llevar un pintalabios en la riñonera, porque los besos que dejan marca siempre son mejores.

Quizá me estoy adelantando a los hechos, pero..., simplemente "pero".