miércoles, 12 de marzo de 2014

Cuántas lágrimas vertidas, cuántas noches increíblemente divertidas.

Hablemos de noches inimaginables bajo un cielo de marzo iluminado por una colorida pirotecnia. Hablemos de falta de horas y exceso de ganas; de euforia. Hablemos de reencuentros con viejos conocidos y de abrazos a desconocidos. Hablemos de bailar hasta bien entrada la mañana y aún continuar con el ritmo en el cuerpo pasadas las ocho. Hablemos de ti y de mí, del humo de marihuana flotando sobre nuestras cabezas y un par de botellas de vino tiradas en el suelo de cualquier manera.

Hablemos de las dos y cinco del mediodía y salir riéndonos de la Plaza del Ayuntamiento tras un intento fallido de vender cerveza en la mascletà; hablemos de los doce litros de cerveza después de saltarnos la clase de Geometría Descriptiva. Hablemos de noches enteras hablando, de no notar el paso del tiempo ni las ganas de fumar, del sueño decreciente y la sonrisa creciente; hablemos de lo bonita que es mi vida, de lo bonita que habéis hecho mi vida.

Hablemos de la independencia, del paso del tiempo y de cuánto te voy a echar de menos durante este año; de cómo voy a intentar mantener las lágrimas el sábado en el aeropuerto y voy a llorar en el metro de vuelta a casa cuando nadie me vea. Hablemos de festivales de música convertidos en fines de semana de locura incontrolable. Hablemos de que me he acostumbrado a llevar un pintalabios en la riñonera, porque los besos que dejan marca siempre son mejores.

Quizá me estoy adelantando a los hechos, pero..., simplemente "pero".


No hay comentarios:

Publicar un comentario