sábado, 14 de julio de 2012

Miss mentiras.


Mentir es un arte. Pero no uno de esos tipos de arte fácilmente apreciables, que te quedas mirando y sonríes. Es uno de esos artes difíciles de captar a simple vista, difíciles de realizar y en que cuanto más tardes en darte cuenta de que ha sido creada –la mentira- más éxito habrás tenido.

Diez, cien, mil…, seguro que más. He dicho millones de mentiras en esta vida, algunas necesarias, otras no tanto. A veces pienso en qué haría si tuviera la oportunidad de retirar mis mentiras a cambio de decir sólo verdades. Y pienso, pienso que no lo cambiaría, tal vez por miedo, tal vez por cobardía, porque las verdades duelen.

Alguien dijo que no siempre es mejor saber la verdad, ahora le creo, pero también creo que las mentiras no son necesarias para todo. Una mentira no justifica otra, al igual que una verdad tampoco justifica otra; sólo la verdad justifica una mentira.

Si lo entiendes es todo muy sencillo, como un juego de críos. En este juego sólo jugaríamos nosotros dos, tú contra mí, tú conmigo. 

Es un juego algo particular, puesto que no hay ganador; si tú ganas yo gano, y viceversa. A diferencia de esto, yo pierdo cada vez que hablamos. Pierdo al intentar no hablarte y no conseguirlo, pierdo al mostrar más interés en ti del que tú muestras en mí, pierdo un poco más a cada palabra.
Llámame niña pequeña que no soporta perder, el nombre que me des es ya lo que menos me importa, sólo sé que quiero ganar, porque así ganaremos los dos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario