sábado, 24 de noviembre de 2012

Es mi vida y la paro cuando quiero.


Siento como el tiempo pasa, demasiado rápido para mí. En apenas 30 días estaré a esta misma hora en una mesa comportándome como una señorita y bien vestida deseando feliz navidad a todo el mundo. Apenas una semana más tarde empezando un nuevo año, muy probablemente con las arterias llenas de alcohol y los pulmones de marihuana. En seis meses, graduándome, acabando los estudios en un sitio para, tres meses más tarde, empezarlos en otro diferente y marchándome de esta asquerosa ciudad con gente de pueblo, tomando las riendas de mi vida.

Remitiendo a una metáfora que no sé ni de dónde he sacado pero que, imagino, existirá, la vida es como un tren sin rumbo. En ese tren yo no quiero ir en ningún vagón, ni en el de los ricos ni en el de los pobres, ni en el de los afortunados ni en el de los desdichados, yo quiero ir encima de él, en el tejado, tirada de cualquier manera viendo las nubes, el pelo enredándoseme por el viento, las gafas de sol en los ojos para no cegarme con la visión del sol.

Cuando el tren pase por un puente agacharé la cabeza, pero luego la volveré a levantar; no quisiera perderme el atardecer después de todo un día mirando las nubes.

"Perquè vull, perquè tinc ganes d'estimar..."

miércoles, 21 de noviembre de 2012


No puedo evitarlo, entiéndeme. Es como cuando el minusválido se levanta y corre hacia la carretera acelerado por la emoción justo cuando pasa un camión a toda velocidad. Es un círculo sin retorno en el que alguien se cura para acabar volviendo a su enfermedad pensando que la sanación inicial ha sido un mero sueño. Pues esto es lo mismo pero sin víctimas, salvo nuestro orgullo. Nosotros seríamos el imprudente conductor que no mira la carretera y sólo va pendiente de la canción que suena en ese instante por la emisora local, el que acabaría entre rejas por condenar a un peatón inocente y alocado a la vida sobre dos ruedas.
“Quan te’n adones què el silenci és massa, la realitat és la complicitat.” (Cuando te das cuenta de que el silencio es demasiado, la realidad es la complicidad)