jueves, 21 de octubre de 2010

Como quisiera tenerlo tan claro como lo tienes tú.

(...)y allí, por fin, su deseo se cumplió.
  Su cuerpo se descompuso en cenizas, pero sin sufrir ella dolor alguno, y cayeron alrededor de él. Los demás no lo notaron, pero ella sabia que él si se había dado cuenta, porque miró al cielo y susurró una palabra:
    -Gracias
  Esa fue la última palabra que ella escuchó. Después, durmió para siempre, mientras sus cenizas se transformaban en bellísimas flores blancas bajo el asombro de todos… menos de él, que sonreía al cielo sin poder evitarlo.

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